Hay una guerra y tu liderazgo es necesario.
La demanda en el mundo del videojuego por disfrutar de nuevas experiencias lleva a que empresas como Every Single Soldier den forma a simuladores exquisitamente originales como es el caso que tenemos en Carrier Deck. En esta ocasión no pilotaremos un avión de combate, sino que nos posicionaremos como el oficial al mando de los vuelos y distintos aviones de combate que despegan desde un CVN-76. La guerra ha comenzado y se requieren las habilidades de mando de los jugadores más experimentados para conducir a su ejército hacia la victoria.
Simulación completa
Los buenos simuladores son aquellos que acercan al usuario una experiencia representada con pelos y señales. Es justo lo que ocurre en Carrier Deck, donde es necesario tomar control sobre todos los aspectos que influyen en la gestión de un conflicto como este. Hay que asegurarse de que los aviones y helicópteros están preparados, que se haya cargado combustible y que todo está a punto. También es necesario supervisar los despegues y aterrizajes, los planes de combate y realizar revisiones para comprobar daños. Hay mucho trabajo que hacer desde el primer minuto de partida.
El lado más técnico de la guerra
Al frente de la gestión de vuelos el oficial al mando tiene que seleccionar las tropas y especialistas que se ocuparán de cada una de las misiones. Será necesario interceptar a los enemigos, realizar ataques inesperados o incluso enfrentarse contra submarinos que hayan salido del fondo del mar. Se incluye una gran cantidad de máquinas aéreas reales que encantarán a los amantes de este tipo de aviones, lo que refuerza el interés que genera Carrier Deck.